Australis

Hacer de las mejores prácticas, prácticas comunes.

ENTREVISTA - Jose luis ochoa

septiembre 1, 2023

Si bien Jose Luis Ochoa Gamboa ha venido sirviendo de manera voluntaria a varias iglesias en América Latina y en su juventud tuvo un paso frugal como parte de un cuerpo pastoral, el se define a si mismo como servidor de servidores y viene más del mundo del liderazgo de la cooperación técnica internacional, conozcamos de él en esta breve entrevista.
José Luis Ochoa, estrá transicionando de ser el CEO de Fructify a serlo de Australis, miembro de varias organizaciones sin fines de lucro, su última incorporación fue el Board de Edify, tiene estudios en el MIT, USAL, ESAN, UNALM, GWU, es escritor y fue director país de WV Ecuador donde reside actualmente.

Estimado José Luis, ¿Cómo surge Australis y cuál es su mayor aspiración en el Observatorio del Sur?

Quiero comenzar con un antecedente que me ha confirmado este caminar sobre las aguas. El primer documento que obtuvimos nació de la combinación entre nuestro deseo de servir a la Iglesia y ministerios cristianos y lo que 70 líderes de 18 países nos compartieron sobre qué temas ellos consideraban prioritarios. Son líderes de iglesias representativas o ministerios que están trabajando con nuestros socios, y de todos ellos encontramos respuestas entusiastas, profundas y honestas. Sentimos que no hay tiempo que perder, necesitamos poner sobre la mesa temas relevantes para las iglesias del sur del hemisferio. Lo debemos hacer con candor, con el sincero deseo de añadir valor, sin posturas ideológicas y reconociendo nuestros propios sesgos. Hay un valor distintivo cuando desde nuestros propios países nos reconocemos, valoramos y colaboramos sabiendo desde la experiencia los desafíos y particularidades en nuestros países.
Quienes pueden ver el documento pueden constatar que se han levantado temas sumamente relevantes para contribuir a la misión de Dios en nuestros países, temas que la pandemia ha reconfigurado, que demandan un nuevo abordaje, una nueva lectura de los contextos. Necesitamos volver a mirarnos con nuestros propios ojos, valorar la experiencia y hacer que las mejores prácticas se vuelvan prácticas comunes. Creo que desde donde lo que Juan llamó “la casa de todos” podemos visibilizar y conectar temas con el mayor deseo de dar respuestas más relevantes a los nuevos desafíos.
Para eso nació el Observatorio del Sur, para proporcionar información y análisis, para reflexionar con el liderazgo que hace que las cosas sucedan sobre alternativas pertinentes, prácticas y basadas en evidencias que nos ayuden a cumplir nuestra misión y llamado.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si descubrimos que un altísimo porcentaje de las familias de nuestras iglesias en esta parte del mundo están conformadas por una jefa de hogar con hijos y descubrimos que nuestras estrategias de discipulado presentan modelos que no les ayudan o les hacen sentirse marginadas? Y la vez, junto con esos resultados, también evidenciamos a ministerios que vienen trabajando durante años sobre estos temas y que consideran tanto el contexto, doctrina y cultura de las iglesias del sur. Lo mismo puedo decir cuando evidenciamos otros temas como el maltrato doméstico, la falta de seguridad, la ansiedad, las adicciones, etc.

¿Podría citar ejemplos, pero ahora enfocados en el servicio a las organizaciones pro-eclesiásticas?

La experiencia me ha demostrado que nuestras expectativas siempre son menores a lo que logramos cuando generamos sinergia con los socios. Creo que en el relacionamiento con las organizaciones cristianas generaremos oportunidades donde Dios ya nos está esperando, sin embargo, vamos a empezar citando tres ejemplos de lo que podríamos hacer en asocio con ellos.
Conectar a las organizaciones con iglesias realmente interesadas en sus áreas de enfoque. Entiendo que cada organización tiene una agenda específica por la que debe dar cuentas a sus donantes, y muchas veces hay una alta inversión de recursos buscando a las iglesias que están interesadas. Incluso se ofrecen beneficios adicionales solo para participar en sus proyectos. Pero ¿qué pasaría si dentro de las 3500 iglesias que pensamos encuestar los próximos 12 meses, encontramos 120 iglesias con un vivo interés en un tema común a una organización? No hablo solo de pastores interesados en el tema o de un público que asiste por curiosidad, hablo de iglesias que ya están involucradas en ese tema y que se sentirán más que gustosas de generar alianzas para multiplicar su impacto porque su llamado coincide.
Generar foros que nos ayuden a entender mejor el contexto. Creo que se podría optimizar recursos entendiendo mejor la realidad no solo desde los propios diagnósticos organizacionales sino también desde una lectura más completa de la complejidad del entorno donde están los que hacen que las cosas sucedan. Por ejemplo, estamos en conversaciones con un socio para realizar una investigación apreciativa sobre su trabajo con miles de iglesias los últimos 7 años para identificar las mejores prácticas de un discipulado integral que genera cambios relevantes en las comunidades donde están. Luego, gracias a la confianza ganada y compartir un común objetivo con ellos, vamos a trabajar con otros socios para desarrollar herramientas sobre ese tema para servir a un público mas más grande en el continente. Este último trabajo será enriquecido con un foro donde otros puedan añadir valor con sus puntos de vista y así tener las herramientas más pertinentes para un público que esta esperándolas porque saben de su valor práctico.
Incentivar la sostenibilidad de iniciativas. Muchas iniciativas organizacionales que deseamos hacer parte del pensamiento colectivo corren el riesgo de no funcionar cuando la organización que la promueve deja de apoyarla financieramente o con contenido. Queremos contribuir a formar una comunidad a la que ya no se la tiene que motivar, sino que ya está motivada en el tema. Desde allí, quisiéramos ser una plataforma de visibilización para que otros socios quieran sumarse con los recursos que buenamente quieran brindar. De esta manera logramos un interés compartido que mantiene viva la iniciativa y que quienes generan el cambio puedan ser los protagonistas para el manejo de los recursos. Creo que esto es el mejor antídoto para aquellas iniciativas que solo funcionan por el respaldo externo. Si Australis puede contribuir con visibilizar esta alianza para movilizar recursos, lo haremos gustosos dando el protagonismo a quienes generan el cambio en el campo.

Usted ha promovido con entusiasmo la importancia de desarrollar habilidades genuinas en el liderazgo cristiano. ¿Nos podría hablar de ellas y decirnos a qué se debe este impulso?

Nuestro enfoque destrona la dicotomía de éxito vs fracaso, ya que ambos son parte del mismo camino. También abraza el deseo de dar fruto desde el ser como contraposición a la vida estéril independiente del cargo o posición que tengamos.

Cuando hablamos de habilidades genuinas, nos referimos a aquellas habilidades interpersonales y de comportamiento que ayudan a trabajar bien con otras personas mejorando la eficacia para el logro de objetivos determinados, todo esto como resultado de la expresión de nuestro ser. Esa es la diferencia con las llamadas “habilidades blandas” si es que estas solo se enfocan en mejorar la performance o la competitividad para el logro de objetivos gestionando a las personas. Esto último es muy bueno, pero creo que es mejor aún poner las relaciones antes que los resultados, sabiendo que la necesidad de conexión es más importante que la necesidad de competir, ya que, cuando el centro son los resultados, podemos darle más peso al producto final que a las personas y el cambio solo será motivado por el deseo de ser reconocidos o aceptados, en lugar de expresar nuestro ser para desarrollar a otros.
Yo soy la única persona en el liderazgo de Australis que no soy pastor o estoy a cargo de una iglesia. Sin embargo, creo que puedo contribuir desde mi experiencia a desarrollar ese tipo liderazgo desde el servicio. El concepto de las habilidades genuinas surgió de la necesidad del líder de reconocer y sanar sus propias heridas para que desde el ser podamos añadir valor a los demás. Esto significa que el líder debe estar dispuesto a confrontar sin la ansiedad por el rechazo, abrazar las retroalimentaciones con entusiasmo o construir equipos sin expectativas de jerarquía o posiciones.
Mientras que las habilidades performativas hablan de cambiar para lograr y para ser aceptados y reconocidos, en las habilidades genuinas empezamos reconociendo nuestro valor intrínseco. Luego nos preguntamos para quienes podemos ser y luego cómo expresamos nuestro ser generando el cambio en los demás. Esto produce relaciones significativas que logran resultados trascendentes y creo que representa mejor los valores del Reino de Dios. Desde este enfoque, más que luchar para merecer, debemos aprender a descubrir quienes somos ante los ojos de Dios y desde allí expresarlos generando cambios en el entorno donde decidimos servir.
Creo que las habilidades genuinas nos impulsan a un nivel más profundo de conexión y de excelencia porque se parte de las expectativas intrínsecas del ser. También nos permiten abrazar y capitalizar nuestras contradicciones ya que lo vemos como parte de un proceso de crecimiento y transformación personal. Y, junto con lo anterior, genera compromisos compartidos que nos liberan del miedo a no encajar porque cada uno aportará desde su singularidad. Es mi deseo promoverlas en todos los espacios que pueda con los líderes de las iglesias y organizaciones cristianas a las que servimos y serviremos en Australis, de hecho en este momento, dos entidades seculares, La European University Gasteiz y la Asociación para la formación y desarrollo del Emprendimiento, presente en 60 universidades, están impulsando un diplomado que tiene como base las habilidades genuinas y está orientado a lideres de organizaciones con propósitos que van más allá del lucro. Esto nos ayudará a escuchar desde el corazón al otro, gestionar los conflictos y a la vez consolidar las relaciones y desarrollar el potencial de nuestros equipos desde sus anhelos más valiosos. Y todo esto, capitalizando y celebrando lo que hemos avanzado en nuestros países.